Las representaciones artísticas en todas sus facetas no son simples elogios de la belleza. Desde que el hombre empezó a pintar en las cuevas, el arte ha sido un reflejo de la vida, las creencias, el orden social, de un momento concreto. Cuando se representaban escenas de caza en la época prehistórica, se hacía a menudo con fines rituales; los capiteles románicos eran el reflejo de una vida que giraba en torno a la religión; la creación del Estado Moderno trajo consigo un arte de ostentación absoluta de poder; el movimiento obrero quedó inmortalizado en los pinceles de los principales artistas del realismo... y así podríamos continuar.
La mujer y el arte
De todos es conocido el papel de la mujer a lo largo de la historia. Largamente olvidada, a excepción de algunos nombres ilustres de magníficas mujeres, la historia se ha escrito en masculino.
En el arte, la mujer ha jugado varios papeles clave:
Símbolo de la belleza. Amada y temida, como Eva, la belleza de la mujer ha sido representada como objeto de culto y de deseo. Obras como La Venus de Boticelli representaron una belleza prácticamente inalcanzable.
Símbolo religioso. En el polo opuesto, María. Vírgenes, santas y mujeres piadosas transmitieron a través de sus representaciones otro tipo de belleza, la belleza espiritual. ¿Quién no ha conmovido con el Extasis de Santa Teresa de Bernini?
La madre y el arte
La representación de la mujer como madre, en todas sus facetas, no ha sido la principal, pero sí una constante a lo largo de la historia del arte.
Cuando estudié el tarte prehistórico me sorprendieron aquellas pequeñas y misteriosas figuritas conocidas como Venus y que no se sabe aun con exactitud lo que representan. A partir de ahí empecé a descubrir unos cuantos lienzos de madres lactando, esculturas de madres con hijos, retratos de Vírgenes embarazadas, incluso la Virgen dando el pecho al Niño, la imagen más tierna y humana que se le podría dar a la madre de Dios.
Pero a pesar de todo, a pesar de que los grandes de la pintura como Rubens, El Greco, Renoir o Van Eyck representaron en algún momento mujeres embarazadas o dando el pecho, salvo excepciones, no aparecen en los principales catálogos de arte.
Este blog es un homenaje a todas las madres. Que la maternidad, gracias a grandes genios haya sido elevada a la categoría de arte, debe ser por algo. ¿Será porque ser madre es también un arte?
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